Las articulaciones son las zonas móviles donde se unen los extremos de los huesos y están formadas por varias partes y diferentes estructuras.
Cuando la articulación sufre de artrosis, todas las partes pueden verse afectadas en distinta medida.
Las principales funciones de las articulaciones:
Nuestras articulaciones nos permiten movernos. A lo largo del día realizamos miles de movimientos que en su mayoría nos pasan desapercibidos. El líquido sinovial, un fluido segregado por la membrana sinovial, mejora y facilita el movimiento.
Las articulaciones mitigan los movimientos repentinos y bruscos y cuentan con amortiguadores: los cartílagos. Estos revestimientos lisos y elásticos protegen las articulaciones ante cualquier movimiento y permiten que éste se produzca correctamente.
Las articulaciones constituyen un soporte. Están compuestas de importantes estructuras que realizan unos determinados movimientos e impiden otros. Por ejemplo, la articulación de la punta de los dedos solo puede moverse como una bisagra, pero no abrirse hacia un lado. La articulación está protegida contra movimientos incorrectos. De esta protección se encargan algunas partes de la cápsula articular (la «cápsula fibrosa») y los ligamentos.